San Fernando, 5 de mayo de 2011
Desde el 20 de diciembre de 2007 y hasta el 18 de febrero de 2011 cumplí funciones de Coordinadora Académica de la Sede San Fernando del IUNA, Departamento de Artes Visuales Prilidiano Pueyrredón (1), fecha en la que fui separada del cargo por una resolución del Decano Lic. Julio Flores a instancias de su Secretario General lic. Alberto Hilal. Dicha resolución fue puesta ad-referendum del Consejo Departamental que la aprobó.
Sin embargo, la resolución de referencia, no dice nada acerca de las razones que llevaron al Decano Flores a tomar esa decisión con lo cual no se da cumplimiento a lo expresado en la Resolución 12/07 (la de mi nombramiento), en la cual se especifica: Artículo 2do.- La Coordinadora designada en el Artículo precedente, durará en sus funciones por el término que se extienda la designación del Decano Director o decisión en contrario debidamente fundada y acordada por las instancias previstas en la normativa vigente.¨ (el subrayado es mío).
Es decir no se explicitan los motivos que justifiquen el cese en mis tareas como lo señala la resolución 12/07 en concordancia con el Artículo 28 del Estatuto provisorio del IUNA.
Hasta el día de hoy no he recibido ninguna comunicación que explique los motivos de mi limitación. Nadie de la gestión me dijo nada ni se acercó a hablar conmigo.
Pregunto: ¿Cuáles son los fundamentos que avalan la decisión de limitarme en el cargo? ¿Cuáles son esas presuntas ¨diferencias¨?
Esperemos que el Decano Julio Flores nos lo cuente.
Claro que sería ingenuo pensar que esta ausencia de razones son el producto de un descuido. Más bien intentan, sin lograrlo, ocultar el propósito absolutamente político que mueve a la gestión de nuestro departamento a separarme del cargo.
Los hechos que culminaron con mi limitación de funciones tienen su origen en un entredicho entre los estudiantes de la Sede San Fernando y el Secretario General Lic. Alberto Hilal por la pintura de un mural sobre una pared lindera con el patio interior del galpón donde funciona la facultad.
A fines de noviembre de 2010 los estudiantes de San Fernando, reunidos en Asamblea, resuelven la realización de una Jornada artística para lo cual, y obedeciendo a una solicitud expresa de las autoridades del Departamento, solicitan autorización. La autorización fue otorgada después de una negociación entre Alberto Hilal, Julio Flores y un grupo de estudiantes elegidos por sus compañeros para representarlos. Dentro de las actividades programadas y elevadas para su aprobación se hallaba la realización de un mural.
Durante la Jornada Artística se pintaron dos murales, uno de ellos con un supuesto contenido crítico hacia la gestión del Departamento dio pié a una lectura parcial por parte del Decano Julio Flores que llegó a tomarlo como una ofensa hacia su persona.
A consecuencia de ello, mantuve una conversación amable sobre el tema con el Lic. Julio Flores y aparentemente las cosas se aclararon.
Cuando en el mes de febrero de 2011, después del receso del verano, retomo mi tarea, me encuentro con que el mural realizado por los estudiantes había sido tapado con la pintura de otro mural el cual no tenía firma desconociéndose sus autores.
Posteriormente y telefónicamente, el Lic. Alberto Hilal, sin mediar pregunta de mi parte me informa, en tono inexplicablemente violento, que él mandó a un grupo de estudiantes a tapar el mural y pintar el que ahora se exhibía (sic). (los ¨estudiantes¨ a los que se refiere Hilal son los que ocupan puestos de gestión en el Departamento).
Con posterioridad, y a través de la información de un empleado, me entero que el grupo que irrumpió en la Sede San Fernando del IUNA lo hizo forzando la puerta de entrada.
El lunes siguiente la pared vuelve a aparecer intervenida, ahora con la reposición del mural originario. El autor, estudiante de la Sede, pone su firma y dirección de correo electrónico al pié del mural.
El Lic. Hilal manda nuevamente a sus ¨estudiantes" a tapar el mural ahora a la luz del día y ante la vista de todos los que nos encontrábamos en la Sede.
Hasta aquí los hechos, que como es de sentido común, hubieran pasado como una simple disputa entre estudiantes, sino fuera por la intervención de un alto funcionario de nuestro Departamento que los convierte en un conflicto de mayor trascendencia.
Ese mismo día el Secretario General Alberto Hilal me intima a denunciar (sic) ante la policía al estudiante que pintó nuevamente el mural. Me niego a realizar la denuncia argumentando que la universidad es autónoma y que los problemas se deben resolver internamente, a la vez que le pido que baje su tono violento y ampuloso con el que se está dirigiendo a mi persona y que hablemos. Contesta que no tiene nada que hablar (sic) y que me podía retirar porque en ese mismo momento dejaba de ser Coordinadora (sic).
Ese día y a esa hora yo debía recibir a los ingresantes 2011, lo que no pude hacer porque Hilal y Flores me lo impidieron.
La denuncia del estudiante a la policía fue realizada por el Lic. Alberto Hilal, acompañado del Lic. Julio Flores.
Estos hechos descalifican el argumento de que el conflicto suscitado en torno a mi separación del cargo debe ser considerado una cuestión interna de la gestión. Por lo contrario es evidente que por la gravedad que revisten comprometen a la comunidad educativa en su conjunto.
El argumento de calificar el hecho como un problema interno de la gestión de Visuales es una trampa.
Desde lo instrumental, si hubiese sido un problema interno de la gestión, se podría haber intentado solucionarlo hablando conmigo. Pero además de negarse a hablar, pusieron la limitación ad-referendum del Consejo Departamental, porque no se animaban a cargar ellos solos con el ladrillo caliente. Son ellos, los que ahora argumentan que es un tema interno de la gestión, los que lo pusieron afuera.
¿Qué entiende la gestión del Departamento por construcción política?
Comprar voluntades con dinero, y si no se acepta la presión reprimir, clausurar la protesta para aleccionar y silenciar al que se atreva a disentir. Eso es lo que han hecho con la comunidad educativa en su totalidad ejerciendo represión sobre mi cuerpo.
Denunciar a un estudiante a la policía, no es un problema interno de la gestión, atenta contra la estructura universitaria en su conjunto y nadie puede permanecer en silencio ignorando este hecho que reviste una gravedad inusitada. Por eso digo que nos compromete a todos los que formamos parte de la comunidad educativa más allá de las ideologías políticas.
¿Hay alguien que pueda avalar en nuestro país, con la experiencias del pasado reciente, la intervención de la policía en la universidad?
¿Le hace bien a nuestro gobierno que un funcionario del IUNA que dice apoyarlo, lleve a cabo esta acción?.
Mi negativa a efectuar la denuncia, y la posterior denuncia a la policía que Hilal y Flores llevan a cabo, objetivan de modo transparente mi decisión de no aceptar presiones y, al mismo tiempo, desnudan la ideología que mueve a estos funcionarios.
Hay colegas docentes y estudiantes que me manifiestan no saber por qué me echan. La misma pregunta tuve que responderme yo, que desde lo subjetivo lo vivo como una tremenda injusticia.
Pero para entender hay que separar lo subjetivo, no enredarse con el dolor, no resentirse, tratar de pensar qué es lo que pasó. A algunas conclusiones creo haber llegado.
La fundamental: a partir de la toma, en San Fernando los estudiantes se juntan en asamblea y se genera un espacio de trabajo, de pensamiento, de crítica, de debate, con un tema de reflexión casi único: preguntarse qué estaba pasando en la institución. Fue un impulso espontáneo y sorprendente de nuestros estudiantes. Algo que para todo docente debería ser alentador, para el profesor Hilal fue el comienzo del malestar.
Inés Rosa
(1) Accedí al cargo de coordinadora a propuesta de los estudiantes y no por una cuestión política o táctico-política que podría obedecer a algún tipo de alianza o componenda, nadie me pidió filiación política ni ideológica.
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